
Vamos a conocer un poco más a Amparo Quintana y su participación en el I Congreso Internacional de Mediación de Alicante.
- ¿Nos puedes resumir brevemente quién eres?
Me llamo Amparo Quintana y decir que soy abogada y mediadora creo que es aclarar muy poco, pues me interesan bastantes cosas que resultan vitales para mí, tales como la literatura, las artes plásticas, el cine, el teatro o la música. Estas áreas me permiten estar en el mundo, tocar tierra y sentirme a gusto conmigo misma, lo que considero imprescindible para poder ayudar a los demás a que gestionen y resuelvan sus conflictos. Difícilmente podré transmitirles confianza en ellos mismos y en su capacidad para ver las cosas desde otra perspectiva, si yo estuviera insatisfecha con la vida. Las personas me importan y me considero sociable.
Además de mediar en tres instituciones y en mi despacho profesional, colaboro con diversas universidades y colegios profesionales en la formación de mediadores. También he escrito en prensa especializada y he colaborado en algunos libros de mediación.
En 2014, mediaICAM, que es el centro de resolución de conflictos del Colegio de Abogados de Madrid, confió en mí para que me encargara de dirigir su Comité Científico y de coordinar la formación específica en mediación. En este ámbito buscamos la calidad y la diversidad de formatos y contenidos, lo que se va consiguiendo.
Pertenezco a GEMME (Grupo Europeo de Magistrados por la Mediación) desde su constitución. También soy fundadora de CEMAJUR INTERNACIONAL.
Algunas asociaciones de mediación han tenido la deferencia de nombrarme miembro de honor. Desde luego, el honor es mío y por eso me siento agradecida y a la vez en deuda con “Juristas por la Mediación” y “Asimedia”.
En 2016 el Foro Europa me distinguió con la medalla de oro por mi trayectoria profesional como abogada y mediadora, y en 2018 el Diario de Mediación me ha concedido un galardón por lo que ellos consideran mi contribución a la defensa y difusión de la mediación y la cultura de la paz.
Mi personaje de ficción preferido es el Sr. Spock y por eso mi lema es «Larga vida y prosperidad». No puedo desearos nada mejor a todos y cada uno de vosotros.
- ¿Qué es para ti la mediación y cuál ha de ser su objetivo?
Para mí la mediación es una manera de concebir los conflictos, su origen y su solución. No comparto la idea de que sea una vía “alternativa» a la judicial o “menor”, sino igual de válida que esta.
La mediación permite que los protagonistas del conflicto se adueñen del mismo y de sus posibles soluciones. Llega donde no pueden hacerlo los procesos judiciales y arbitrales, permitiendo que las partes vean reconocidas sus verdaderas necesidades, más allá de la aplicación automática de una norma.
Pienso que el objetivo de la mediación es contribuir a que los mediados se escuchen y se sientan escuchados. El acuerdo debe quedar en segundo plano cuando empezamos una mediación, aunque a priori ese sea el objetivo de las partes, pues centrarnos solo en el pacto es como ir al médico a que nos receten algo para el dolor de cabeza, sin profundizar en su origen. Seguiremos con la migraña, seguramente.
- ¿Cómo conociste la mediación y que fue lo que te “enganchó” de ella?
Conocí la mediación a través de la abogacía a principios del milenio. Entonces entendí por qué decidí ser abogada cuando apenas contaba con trece años de edad: para ser mediadora.
Me enganché a ella de manera natural pues, aunque por entonces era una letrada normal, siempre buscaba el acuerdo con las otras partes e, incluso, con el Ministerio Fiscal.
Debo aclarar que me gustaba mucho mi profesión de abogada y que jamás me sentí mal con mi toga y acudiendo a tribunales, pero la vida tiene cosas que no comprendemos del todo y poco a poco fui apartándome de la vía contenciosa hasta centrarme en la mediación como modus vivendi.
Lo que más me gustó de la mediación, y continúa gustándome, es su aspecto creativo y que me permite tratar los problemas desde una óptica mucho más abierta que la estrictamente jurídica. En este sentido y según el conflicto, me sirvo de la psicología, la filosofía, la antropología y un sinfín de materias para ayudar a la gente a que tome sus decisiones.
- ¿Qué se necesita para ser un buen mediador?
Paciencia, paciencia y paciencia. También ser creativo y no tener miedo a los propios miedos.
Es importante desaprender lo que cada cual lleva de su formación de origen; desaprender en el sentido de comprenderlo de otra manera, que no sea ya un saber absoluto y principal, sino complementario de otros muchos.
Y por supuesto, un mediador tiene que estar abierto al continuo cambio, al continuo aprendizaje.
- ¿Cómo ves la mediación de aquí a tres años?
¿De aquí al 2021? Voy a soñar despierta: me gustaría verla asentada en la sociedad, engalanada con una legislación mejor que la que tenemos, tomada en serio por los políticos y que fuera de uso común, como cualquier otro método de resolución de conflictos.
Además, que la sesión informativa fuera preceptiva.
- Resume brevemente tu ponencia, sus puntos fuertes y por qué crees que será interesante asistir a ella.
Hablaré de la mediación en los casos de secuestro parental y me centraré en los aspectos humanos que contribuyen a que surjan estas situaciones. También abordaré de qué manera pienso que se debe mediar en estos casos, pues no solo está en juego la seguridad jurídica, sino la seguridad emocional de las personas que lo sufren.
Creo que puede ser interesante porque abrirá un debate lejos de lo políticamente correcto.